domingo, 17 de febrero de 2013

MEMORIA DE TRABAJO II


SEGUNDA SESIÓN (J 7feb):
1.   Trabajo previo.
2.   Introducción a la investigación sobre el contexto espacio temporal de la obra: Presente, pasado, futuro y sus respectivos conceptos espaciales.
3.   Trabajo de la escena.
***

    Hoy es el mañana del ayer.”
      Con esta frase puesta en boca de uno de sus personajes, el autor define y establece una relación de dependencia en la concepción temporal de su obra. Este rasgo supone una de las particularidades más reseñables del texto, los tres tiempos conviven en la estructura, planteando tres líneas temporales, que aunque están claramente diferenciadas, conviven y se interrelacionan construyendo el relato:

     -El presente: Clara joven relata a los espectadores los acontecimientos acaecidos a su hermano Jorge en un pasado cercano.
     -El futuro: Veinte años después, Clara adulta siente la necesidad de reconstruir la historia de su hermano desaparecido.
     -El pasado: Conformado por la fábula de Jorge.

      Como tantos otros rasgos de la teatralidad, el tiempo en el teatro tiene una doble naturaleza, pues coexisten dos sistemas de significación aparentemente contradictorios: El tiempo de la realidad y el de la ficción, o lo que es lo mismo, el tiempo escénico y el extraescénico o dramático. El primero se asienta poderosamente en la realidad del hecho teatral, definido por el tiempo que comparte el público con el espectáculo y viceversa, y que se expresa con la concisa locución Aquí y ahora (Hic et nunc). El segundo corresponde a todas las particularidades de la línea temporal del relato, con sus infinitas posibilidades; en lo que dura la representación, en escena pueden transcurrir treinta años, doscientos, o la milésima parte de una fracción de segundo.
      Partiendo de esta premisa he planteado el trabajo de investigación como sigue: Las líneas temporales relativas al pasado y futuro se corresponderán con una concepción temporal que aspira a ser voluntariosamente dramática o ficcional. En contraposición, la línea temporal del presente, tenderá a asemejarse o igualarse lo más posible a la naturaleza del tiempo escénico. Esta diferenciación pretende, además de plantear la búsqueda de una manera singular en la representación de cada línea temporal, favorecer la interrelación entre ellas, con el objetivo de encontrar la forma escénica concreta que contenga el sentido global de la obra. Por todo esto, la primera parte de esta sesión de trabajo estaba estructurada para buscar la naturaleza escénica propia de cada una de las líneas temporales. Preparando la sesión, no sabía muy bien cómo plantear el trabajo. Quería evitar ese procedimiento mimético tan habitual en nuestro proceder teatral, por el cual pretendemos acercarnos a la realidad escénica desde la ilustración de la Realidad. Así, el pasado podría representarse a cámara lenta y el futuro a cámara rápida. Nada más lejos de la realidad. Había que esforzarse en buscar una realidad escénica autónoma. Por eso decidí probar a  relacionar los conceptos temporales con la acción física, pero el problema seguía ahí, ¿cómo relacionar la abstracción propia de los distintos tiempos con la concreción necesaria en el trabajo actoral? Y probé a buscar una cualidad en los diferentes tiempos que interactuara con la acción física. Al hacerlo, me di cuenta de que estaba planteando un punto de vista propio sobre las representaciones de presente, pasado y futuro.      

      Trabajo sobre el presente: Como ya se ha señalado el trabajo sobre el presente se basaría en la aproximación al tiempo real o escénico, para lo cual, propuse a los actores un trabajo que descubrimos en la fase anterior del proyecto: Lo llamamos “registrar”, y consiste en las sucesivas acciones de reconocer el entorno. Esta acción obliga al actor a estar constantemente trabajando el presente. Se convierte en una especie de máquina que capta información de cualquier tipo para, una vez asumida, captar otra, y otra, y así hasta el infinito, evitando que se quede “enganchado” a ninguna de ellas. Este trabajo supone un interesantísimo proceso por el cual el actor parece fluir al mismo ritmo que los estímulos que registra en la realidad, o lo que es lo mismo en el presente. A priori, el resultado podría antojársenos tedioso, sin embargo el hecho de que los estímulos a registrar crezcan exponencialmente al incorporar el “registro” de uno mismo, de los compañeros, del espacio o del hipotético público, convierte el resultado final en una inquietante y elocuente presencia escénica o acción escénica.
      Trabajo sobre el futuro: La premisa para trabajar sobre el futuro surgió del principal personaje de la obra que se sitúa en el futuro, y de su conflicto principal. En esa especie de investigación detectivesca sobre la historia de su hermano Jorge, Clara adulta parece plantearse activamente la existencia de diferentes presentes posibles en función de las decisiones tomadas en el pasado. Y de ahí surgió la idea de tratar el futuro desde el punto de vista de la frustración que supone una realidad en la que no se pueden rehacer los actos del pasado. Por eso, el trabajo que propuse fue el de realizar una acción cuya reacción supusiera un arrepentimiento de dicha acción y que provocara una acción nueva y contraria a la primera. Así, al ligar una acción con su reacción, con la reacción a la reacción, etc, conseguimos crear una forma muy característica que nos fue de gran ayuda para la comprensión profunda del personaje de Clara adulta, verdadera protagonista de la línea temporal del futuro.
      Trabajo sobre el pasado: En relación al pasado, mi intención era la de conseguir una realidad escénica o una presencia o acción troncal que tuviera que ver con una característica del pasado que podría enunciarse como sigue: si tengo que volver a hacer lo que ya he hecho, voy a hacerlo mejor que cuando lo hice por vez primera. Por eso, propuse a los actores que trabajaran sobre la calidad de la acción, de tal manera que buscaran la sensación de acción ya hecha, aunque no fuera así. Mi intención era que se enfrentaran a la acción como si de la reproducción de una fotografía muchas veces vista se tratara. El resultado fue interesante, aunque se evidenció una falta de tensión y de conflicto. Sin embargo, cuando propuse que cada uno de los actores estuviera trabajando sobre un tiempo determinado (como sucede en la obra), esa falta de conflicto, y por tanto de interés en el trabajo del pasado, se vio atenuada por la interacción de las diferentes formas escénicas de los diferentes tiempos.
      Se me ocurrió dar fin al ejercicio, sentándonos en círculo a comentar la jugada, mientras los actores seguían trabajando cada uno en una de las líneas temporales. Quería probar cómo funcionaba la presencia de una nueva concepción temporal en la que cohabitaran presente, pasado y futuro. Y también cómo lo hacía en una situación cotidiana como la de comentar en círculo el ejercicio en el que todavía estaban inmersos. Y funcionó realmente bien. Un trabajo sobre el que habrá que seguir abundando es la capacidad de los actores para pasar de un tiempo a otro inmediatamente, con el fin de resolver los muchos cambios que a este respecto se producen en el texto.

      Es importante señalar, que a la vez que se trabajó con la acción y con el tiempo, se trabajó con el espacio. Cada tiempo debe tener aparejado un espacio característico.
      Espacio del presente: El espacio en el que se desarrolla el presente no podía ser otro que el espacio escénico real en el que nos encontrábamos teniendo en cuenta que con anterioridad hemos establecido una correspondencia temporal análoga. Además, la obra sitúa a Clara joven en un teatro, relacionándose directamente con el público que asiste a la representación. Por eso las características del espacio correspondiente al presente eran las propias del espacio real en el que se estaba desarrollando el ejercicio.
      Espacio del futuro: El espacio del futuro está condicionado por los espacios en los que se encuentra Clara adulta, generalmente apoyados en máquinas (ordenador, teléfono, etc.), objetos que pueden ser agrupados bajo el punto de vista de su común denominador, su funcionalidad. Así, las características correspondientes al espacio del futuro estaban definidas por su grado de funcionalidad.
      Espacio del pasado: Como ya hemos dicho, el espacio del pasado es el espacio de Jorge. Es la trama del relato más compleja espacialmente. Por eso, y tras analizar el trabajo sobre el pasado, propuse que las características del espacio del pasado estuvieran influidas directamente por la poetización del espacio.
      Resumiendo y a modo de ejemplo, una silla en el presente es esa silla de tijera negra real que utilizamos en los ensayos. En el futuro es un objeto que me permite sentarme. Y en el pasado puede ser desde el asiento hasta la ventana de un avión.

      Por último, me gustaría exponer un par de aclaraciones. La búsqueda de las formas o acciones troncales para cada línea temporal arriba descritas, no entra en conflicto con las acciones que propone el texto. Por el contrario, pretende favorecerlas. Sólo es un condicionante que busca que cada uno de los tiempos en los que se desarrolla la obra pueda ser identificado escénicamente, o al menos que permita la diferenciación entre cada uno de ellos. Por otro lado no podemos olvidar que dentro del trabajo propio de la escena, todos los personajes se encuentran en su presente. Y que desde ese presente es desde el que accionan y funcionan. Otra cosa es que ese presente tenga unas reglas diferentes dependiendo de si se encuentra en el pasado o en el futuro del relato.

      A modo de resumen:
      Presente. Espacio escénico. Tiempo escénico. Acción de registrar. Año 1993.
      Futuro. Espacio funcional. Tiempo del porvenir. Reacción contínua. Año 2013.
      Pasado. Espacio poetizado. Tiempo del recuerdo. Acción ya hecha (fotográfica) Año 1992 a 1993.

       

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