viernes, 1 de marzo de 2013

MEMORIA DE TRABAJO IV


CUARTA SESIÓN (M 19feb):
1.   Trabajo previo.
2.   Trabajo en profundidad sobre el contexto espacio temporal del pasado en la obra.
3.   Trabajo de la escena.
***

      La primera parte de esta sesión estuvo basada en la profundización en el contexto temporal del pasado. Quería comprobar cómo resultaba el acercamiento a sucesos desagradables de la obra desde una perspectiva de cuento infantil. En un momento dado, el texto se refiere a un pasaje de El maravilloso mago de Oz de Lyman Frank Baum, que reproduzco  a continuación:
“CLARA JOVEN.- El hombre de hojalata era el humilde leñador de un bosque, prometido con una hermosa joven, y ambos vivían enamorados y felices. Pero la malvada madre de la joven no quería al humilde leñador, y llamó a la Bruja del Este para que lo hechizara. Una mañana, cuando el leñador trabajaba, ansioso por construir un hogar, el hacha se le resbaló de entre las manos, cortándose la pierna izquierda; a la mañana siguiente, poseído por el mismo embrujo, se cortó la pierna derecha; luego un brazo, ¡y el otro!, y cada vez que perdía un miembro, un hojalatero lo reemplazaba por una brillante pieza de hojalata. Cuando llegó el momento de perder el torso, el humilde leñador, también perdió su corazón. Y dejó de amar a la muchacha. Al preguntarle si no se sentía triste por haber perdido el corazón, el hombre de hojalata respondía…
JORGE.- ¡Oh, no! ¡No! ¡Prefiero el metal!
MICA.- Tsssh…
CLARA JOVEN.- En la carne hay más dolor. Más dolor que en la hojalata.”
En este texto, se relata con gran distanciamiento una serie de hechos terribles. Mi intención, como ya he señalado anteriormente, era encontrar una interpretación con ese tono distanciado de manera orgánica. Tenía la sensación de que el tratamiento del pasado debía ser parecido a la sensación que se produce al contemplar una fotografía de un acontecimiento real que ha sido vista muchas veces, y que de repente, se pone en movimiento. En la práctica descubrimos que para conseguir cierta calidad en el tono referido, ayudaba plantear el trabajo desde una perspectiva de los personajes como modelos arquetípicos o estereotipos. De esta manera, Jorge se acercaba a la concepción de un héroe trágico, unido a su destino; Mica a una madre autoritaria y castradora; y Santana a un viejo lobo de mar, cicerone del viaje iniciático de Jorge, salido de una novela de London o Stevenson. Los demás trabajadores de la fábrica, perdían parte de su caracterización psicológica pero ganaban en homogeneidad, y funcionaban mejor como personajes planos, casi como si de figuras recortables se tratara. Este descubrimiento resultó de gran interés, pese a que a priori planteaba opciones a priori incompatibles con la obra. Sin embargo, nos arriesgamos a probarlo y resultó que el trabajo actoral sobre los conflictos y acciones de la obra, de repente, se hizo visible. Los personajes y las situaciones en las que se desarrollaban adquirían un sentido más preciso dentro del universo de la obra, y más cuando se integraban en la estructura general de presente, pasado y futuro. Paradójicamente, acudiendo al cliché, y atravesándolo descubrimos facetas de la obra desconocidas. Para ahondar sobre este proceso, me remito al capitulo quinto “Estereotipo”, del fantástico libro de reflexiones que es La preparación del director de Anne Bogart (Alba Editorial), donde se da buena cuenta de este proceso de acercamiento al significado profundo del personaje en relación a la acción y su sentido dentro de la obra. Desde luego, ni Jorge es sólo un mártir, ni Mica una madrastra mala, teníamos que destilar los que nos valiera de esa concepción, pero partiendo de esos estereotipos parecía que estábamos más cerca de conseguirlo. Como viene siendo habitual, en la improvisación surgieron multitud de elocuentes acciones (Jorge corriendo en círculos, Mica abrazando compulsivamente a su hijo, Jorge reaccionando a gritos ante la pérdida de su mano, etc.)
Resumiendo, habíamos conseguido ubicar el trabajo sobre el pasado en una dimensión mítica. Ahora sólo nos faltaba desarrollar las particularidades de ese relato, construir una mitología propia del mundo de Jorge, Mica, Clara joven, La Pyram y sus trabajadores.

      En la segunda parte de la sesión tuvimos la oportunidad de poner en práctica los descubrimientos de la primera parte, trabajando sobre una aproximación al montaje de la escena de la llegada de Jorge a la fábrica. Quería corroborar cómo se relacionaba el tono antes descrito con el texto concreto de la fábrica. En la escena, el autor presenta a los trabajadores de la fábrica con sus particularidades. El tono de los diálogos es de cierta cotidianeidad o “realismo” y temía que la escena quedara infantilizada y perdiera vida. Sucedió todo lo contrario. Planteamos la fábrica como si de un barco se tratara: El capitán y los marineros esperan a bordo para recibir al nuevo marinero. Todos se presentan y le contemplan con admiración, otorgándole ya desde el comienzo la función, o arquetipo, de héroe, algo completamente opuesto a una concepción verista de la escena. Luego le muestran los entresijos del lugar y finalmente, en un acto lleno de emoción se hacen a la mar de manera fantástica. O lo que es lo mismo, la línea de montaje empieza  a funcionar y Jorge se siente parte integrante de una aventura especial. El montaje de la escena entonces, empezó a fluir con naturalidad, cosa que no había sucedido hasta entonces en el trabajo sobre el pasado. La clave era descubrir el juego que se esconde en las escenas. Un juego inocente pero muy muy serio.