jueves, 4 de abril de 2013

BALANCE ESPACIO VACÍO 2013





         Antes de nada, me gustaría señalar lo difícil que me resulta hacer un balance de una experiencia tan extraordinaria y compleja como es la que promueve ETC para la investigación en el campo de la dirección escénica. Lo intentaré hacer lo mejor que pueda.

         En nuestro país existe una estrepitosa carencia de ayudas a la investigación. Si esto sucede con la investigación en general, no digamos con la investigación artística y con la teatral en particular. Pese a dichas dificultades, se organizan algunos laboratorios o talleres teatrales. Sin embargo, la mayoría de ellos están destinados a actores y ninguno, que yo sepa, va dirigido a directores. Puede que uno de los motivos de esta carencia sea que a menudo se considera la investigación sobre dirección escénica como algo confuso y cuyos límites no están lo suficientemente claros como para invertir en ella. ¿Pero no es este el mismo problema que nos encontramos en nuestro entorno profesional en relación a la función del director? Si consideramos que dirigir no es sólo colocar a los actores, decidir un vestuario y una escenografía, y buscar a alguien apañado que haga las luces, tras mirar a nuestro alrededor nos daremos cuenta de la apremiante necesidad de la investigación en el campo de la dirección escénica, máxime cuando desde comienzos del siglo pasado, la figura del director es fundamental en el proceso de creación artística de un espectáculo. La convocatoria de Espacio Vacío se esfuerza, y mucho, por generar un espacio de reflexión relativo a la dirección escénica. Y es que la investigación no consiste en acertar, ni en llegar a un resultado esperado, sino en reflexionar activamente sobre determinados conceptos en base a una hipótesis. Pese al habitual desdén general que existe al relacionar arte e investigación, no podemos olvidarnos de que la investigación ha sido siempre consustancial a cualquier disciplina artística.

         Pasando ya al análisis concreto de esta experiencia, tengo que decir que como director me ha permitido poner en práctica ideas que llevaba tiempo barruntando y que no encontraban un espacio ni un tiempo adecuado en el que poder concretarse. No me centraré en los aspectos puramente técnicos, que están desarrollados en las diferentes entradas del blog. Pero sí me detendré en la relación que he tenido con la memoria de trabajo en dicho blog. En un principio el tener que escribir las entradas correspondientes a cada sesión de trabajo me movilizó a la hora de concretar de manera fructífera algunos aspectos técnicos de la investigación. Más adelante, según las sesiones de trabajo se “descontrolaban” en relación a las premisas iniciales, el trabajo de ponerlas por escrito me resultó inabarcable. De ahí el “silencio” a partir de cierto momento del proceso. Preferí centrarme en el trabajo práctico. No obstante, ahora que tengo una mayor distancia con el trabajo, tengo la intención de publicar alguna entrada más. Una es sobre la quinta sesión de trabajo y las otras dos versan sobre aspectos teóricos de la teatralidad y la dirección escénica: El teatro como categoría estética y una reflexión sobre el concepto de función, en la que reflexiono sobre el gran hallazgo que me llevo del laboratorio, la dirección escénica como creación de relaciones dentro de un sistema.

         En relación a los aspectos más concretos de la experiencia, decir que mi nivel de satisfacción con la calidad y el compromiso de los actores es máximo se quedaría corto a la hora de expresar mi entusiasmo respecto a ellos como profesionales y como personas. Y es que ellos se han convertido en los artífices de la investigación, ayudándome no sólo con su generoso trabajo sino también con su compromiso personal. También he de decir que sin tener ninguna queja sobre el elenco, me resulta un poco raro que el director no sea parte activa del proceso de elección del mismo.
         En relación a la difícil organización del laboratorio, sólo puedo expresar palabras de agradecimiento a todo el equipo de Cuarta Pared, y en especial a Elvira por su excepcional dedicación. Personalmente, las quince sesiones de trabajo, sumadas a las cinco anteriores, me han resultado suficientes para llevar a cabo el objetivo del laboratorio. Siempre se quiere más, pero creo que han sido más que suficientes. El hecho de que las sesiones hayan estado espaciadas me ha permitido un tiempo y un espacio mental imprescindible para reflexionar sobre el material de cada sesión y los siguientes pasos a tomar. Como contrapartida, la energía del grupo ha salido perdiendo. Con una sesión semanal las dinámicas se merman porque se pierde el ritmo de trabajo.
         En cuanto a la “fusión” de los laboratorios de dirección y de dramaturgia sólo puedo decir que me parece uno de esos aciertos que, seguramente, surgen de la necesidad. Por mi parte, no he perdido nada de autonomía para hacer lo que me proponía y he contado con la apreciable colaboración de Juanma a la hora de dialogar activamente sobre los detalles y sobre las líneas principales del proyecto. Además, ofrece un contexto claro sobre el que trabajar, aportando solidez y estructurando el trabajo de investigación, ya de por sí y a menudo, inasible.  

         Por último, querría destacar la importancia que ha tenido para mí como persona y como profesional este maravilloso lugar de encuentro en el que diferentes profesionales del teatro nos hemos juntado para reflexionar y compartir nuestras dudas y nuestras ilusiones.  No me gustaría acabar sin expresar mi deseo de volver a formar parte de una experiencia tan rica y maravillosa.

Víctor Velasco